Adiós, mi pago querido,

Mi rancho de Raco,

Mi lindo sauzal,

Cuando te cante en mi zamba,

¡Quién sabe tu gaucho, por dónde andará!

Fragmento de «Adiós, Tucumán» (Atahualpa Yupanqui)


Contenido del artículo

 


Raco, Tucumán

La villa de Raco está enclavada en un valle en el cual la sierra de San Javier logra su máximo esplendor, a unos 1100 metros sobre el nivel del mar y a 55 km al noroeste de San Miguel de Tucumán. La zona residencial se halla rodeada de sinuosas colinas de impactante verdor y majestuosidad, salpicadas de antiguas casonas de singular belleza, logrando un conjunto digno de tarjeta postal.

Si bien en el pasado fue un privilegiado lugar de descanso veraniego de la burguesía tucumana, actualmente —junto a la vecina localidad de El Siambón— se ha convertido en un importante destino turístico que ofrece actividades como mountain bike (allí se lleva a cabo cada mes de agosto el Campeonato de Mountain Bike Transmontaña, uno de los más relevantes de Sudamérica), trekking, cabalgatas, golf, pato, etc.

Párrafo aparte merece la Fundación Cultu Raco, pionera en la zona, con el claro objetivo de integrar el turismo con las raíces culturales diaguitas y calchaquíes de la zona. El proyecto —impulsado por la artista plástica Ana Lía Madrigal y el poeta y compositor de folclore Néstor Soria— expone creaciones de artesanos locales (tejidos, vasijas, cerámicas, dulces artesanales, entre otras).

 

Todo sobre Raco, Tucumán

Raco brinda un amplio abanico de actividades para el visitante, entre ellas destacan:

  • Mirador de Raco: El ascenso a pie garantiza vistas deslumbrantes en cada recodo de los caminos y senderos que recorren los cerros que circundan la villa. Arribar al mirador a un ritmo relajado insume unas dos horas.
  • Visita de los alrededores, sembrados de casonas centenarias plagadas de historia como Villa Elvira, Villa Lola, Sans Souci, Sauce Yaco y la estancia original del Potrero de Raco.
  • Artesanías tradicionales de Raco, El Siambón y la zona, conociendo personalmente a sus creadores.
  • Cabalgatas que visitan los rincones más fascinantes de Raco y la zona, en travesías de una a cinco jornadas de duración.
  • Presenciar la yerra de las estancias, ceremonia típica de los raqueños (se asiste en grupo).

 

Atahualpa Yupanqui y su morada de Raco

El mítico cantor, compositor, guitarrista, poeta y pensador Atahualpa Yupanqui, máximo referente mundial del folclore argentino, se instaló en Raco en 1935. Allí construyó un modesto rancho en el que vivió hasta el año 1945, recorriendo en esa década los Valles Calchaquíes.

Su paso por Raco durante esa época coincide además con una de las etapas artísticamente más fructíferas de «Don Ata», en la que compuso zambas como Adiós, Tucumán y varias otras composiciones en las que alude a Raco, otorgándole trascendencia internacional.

Muy interesante y nada casual resulta el hecho de que la voz Raco signifique en lengua aborigen «expansión, firmamento o vista». Esa vista paradisíaca en la que se inspiró Don Atahualpa, en cuyo honor se ha erigido un monumento en piedra e inclusive algunas calles de la villa llevan el nombre de canciones del universalmente conocido compositor argentino.

 

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